“El ciclo vital fue el eje que rigió todas las tareas de producción y el que dio el toque mágico al proyecto: campo y ciudad se columpiaron al son del mismo como una unidad. Los colores y las texturas fueron combinándose y modificándose día a día convirtiendo la experiencia en una obra realmente viva. Quien la visita, comprende que no podrá volver a ver la misma obra al día siguiente pues el ciclo no se detiene y mañana habrá una nueva experiencia por vivenciar.
Estar allí deja la sensación interna de que Arte y Naturaleza son, sin duda, una pareja perfecta.”
Mariela Aquilio – May Borovinsky – Docentes del IUNA – Abril 2006
18 de julio de 2007
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